martes, 26 de febrero de 2013

Reflexiones acerca de la caligrafía


A veces pensamos que a la hora de reflexionar debemos de hacerlo sobre un tema complicado, complejo, que sin lugar a dudas tenga muchos detalles y aspectos a analizar. En este caso, no vamos a dedicarnos a reflexionar sobre ese tipo de cosas. En primer lugar, nos apoyaremos en la experiencia sensible, es decir, tras realizar un experimento, obtenido del libro "101 experiencias de filosofía cotidiana", tendremos el honor de expresar nuestros pensamientos y dar a conocer nuestras sensaciones.



 Desde mi punto de vista es asombroso cómo, mientras estas realizando el experimento gustosamente seleccionado se te pasan muchas cosas por la cabeza. Podría haber elegido cualquier otra experiencia, puesto que había muchas y todas eran bastante curiosas, pero debido a mi relación con el papel y el bolígrafo, decidí escoger: "Hacer caligrafía"


El procedimiento es sencillo y el material necesario para realizarlo es escaso, con un papel y un bolígrafo ya contaba con lo necesario para empezar. Dicho experimento consistía en lo siguiente:

Durante 30 minutos debía estar escribiendo sobre el folio en blanco con la mayor claridad y calidad posible. De manera que mi letra fuera legible y las frases se encontraran dispuestas paralelamente. A su vez, tenía que escribir de forma continuada, y a ser posible, sin parar. El contenido del texto era insignificante puesto que lo importante del ejercicio era la grafía. De este modo,  las palabras por consiguiente no tendrían valor y la forma de escritura y la disposición de las letras adquirirían un valor primordial. Concentración, ganas y paciencia eran los elementos necesarios para realizar este sencillo experimento.


Hoy en día, afortunados como nosotros, tenemos una significativa relación con la escritura ya que nos pasamos el día moviendo nuestra mano derecha, o izquierda, o las dos, por diferentes razones. Cuando tenemos cierta edad acudimos a ese lugar llamado colegio, allí nos enseñan a escribir repasando líneas de puntos que forman las letras del abecedario. Poco a poco somos capaces de construir frases de modo que nos vamos soltando en este ámbito. 
Una vez que hemos crecido, hemos adquirido una forma de escribir personalizada, ya no escribimos todos iguales y tenemos nuestra propia letra.


 Efectivamente, tengo una letra propia, pero digamos que es un tanto peculiar lo que provoca que en varias ocasiones la gente no la entienda y tenga que hacer incluso un esfuerzo por leerla. La situación en la que me encuentro no es nada favorable puesto que me espera una selectividad que afrontar, y próximamente, una carrera, y si mi letra sigue calificándose como desastrosa voy a tener serios problemas. Al realizar este experimento me he dado cuenta de varias cosas, y reconozco que me ha sido muy útil llegar a las siguientes conclusiones:


Mientras que escribía mi mente solo pensaba en hacer una caligrafía medianamente legible y buena, (tampoco pretendía que fuera perfecta puesto que en un instante no puedo eliminar algo que he adquirido desde pequeña) de manera que no pensaba en el contenido de las letras, lo que me permitía estar totalmente concentrada en una sola acción. A medida que fluía la escritura me percataba de que mi letra se entendía, e incluso podía escribir recto sin la necesidad de usar plantilla (como hago habitualmente). Pasado un rato me sentía como si estuviera haciendo un examen, me encontraba tensa, mi mano agarraba el bolígrafo intensamente como si este se quisiera escapar, y el grado de concentración era muy alto. Al no poder parar la presión era similar a la que tiene lugar en medio de un examen donde si te paras un segundo, el tiempo se va volando y apenas te da tiempo a terminar. A pesar de la mejoría que notaba en mi letra encontraba que apretaba mucho el bolígrafo sobre el papel lo que provocaba un leve dolor en mis dedos.


Al finalizar la experiencia cogí el papel  plagado de letras sin ton ni son y observé cada una de las frases dispuestas en paralelo, estaba satisfecha, mi letra era un poco diferente a la que suelo hacer. Pero, en mi opinión, no podría escribir de esa forma siempre. En este caso, solo me he centrado en la caligrafía, sin embargo, si me hubiera parado a pensar en lo que estaba escribiendo, mi concentración se hubiera dirigido solo y exclusivamente al contenido de las palabras. Por otro lado, he podido percatarme de que escribir correctamente y con claridad me supone un gran esfuerzo, quizá sea porque no estoy acostumbrada a ello, o tal vez porque el ser humano es flojo por naturaleza.


 Lo cierto es que la mejora de mi letra me supone el doble de concentración que a una persona medianamente normal. Creo que cuando escribimos no pensamos en si la letra es correcta puesto que lo verdaderamente interesante es su contenido. De todas formas ¿de qué me sirve escribir si nadie lo va a entender? Por lo tanto, he decidido repartir mi concentración, una parte la dedicaré a la letra, y la otra al contenido de las palabras. Claro que esto no es fácil, y menos para mí, pero el ejercicio que he realizado me ha hecho ver que mi caligrafía puede dejar de ser dura.


Por último añadir que existen muchos elementos que condicionan nuestra forma de escribir, pero los más destacados son:

-El tiempo, cuando quedan cinco minutos para que termine un examen y te quedan varias frases por plasmar, la caligrafía es lo menos importante.

-El clima, cuando hace mucha calor el cuerpo tiende a sudar, de modo que el bolígrafo se resbala entre los dedos dando lugar a una emocionante lucha entre el papel y el utensilio.

Espero que esta intención de hacer mi letra semejante a la que he hecho en este ejercicio sea duradera y dentro de un tiempo note una mínima evolución. Yo me conformo con que todos la entiendan y no sea dañina a la vista de nadie.


Puede resultar irónico, pero durante el desarrollo del experimento me replantee la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si mi letra cambiara radicalmente? En mi caso, ese suceso jamás sucedería a no ser que le dedicara mucho tiempo a ello, pero en ningún momento he pensado en ello. Las personas marcan su personalidad a través de la manera en la que realizan acciones. Sería raro que mi letra dejara de ser la que es. No me siento orgullosa de ella, pero pertenece a mi...


-Me resultó muy gracioso leer  lo que había escrito.

- En 30 minutos había llenado un folio de múltiples incoherencias.


          "Escribir con claridad, tarea fácil para muchos, un gran reto para pocos"

4 comentarios:

  1. Hola Patricia!

    Para ser sincera, creo que es el artículo que más me ha gustado de los que he leído. Aparte de que está muy bien redactado, la experiencia me ha parecido muy interesante para realizar, sobre todo si, como tú bien mencionas, tienes un tipo de letra peculiar.

    Coincido contigo en que realizar un examen con una presentación adecuada es una tarea muy difícil, por eso de que siempre falta tiempo y te preocupas más por el contenido del examen que por la presentación.

    Enhorabuena por este experimento! (:

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  2. Muy ingenioso Patricia, me ha resultado muy original y divertido, y más cuando las dos sabemos que tu letra es realmente peculiar. Ahora cada vez que te diga que no entiendo tu letra, como me pasa casi siempre, pensaré en tu artículo. Comparto contigo la idea de que los elementos que mas influyen en nuestra caligrafía son el tiempo pero sobre todo, los exámenes, cuando queda muy poquito tiempo y te quedan varias preguntar, empiezas a escribir y no entiendes ni tu propia letra. ME HA GUSTADO MUCHO EL ARTICULO :)

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  3. Patricia tras leer tu experimento de las 101 experiencia me he puesto a pensar en que todo lo que pones tiene cierta verdad , pero también quiero adjuntar que si uno quiere mejorar o cambiar , puede, pero hay que quererlo Y se que es verdad que cambiar algo que una persona ya tiene adquirido es muy complicado , pero si no se intenta no se consigue y yo estoy segura que si tu la quieres mejorar lo vas a poder hacer , y ya no es el mero hecho de cambiarla , si no de mejorarla :) Para como bien tu dices no moleste a la vista, tanto a la de los demás como a la tuya misma que es la que más la leerá.

    TÚ puedes! :)

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  4. Un tema del que se puede sacar mucho...
    En el s.XIX había grafólogos, dedicados a sacar conclusiones sobre la personalidad de una persona mediante su escritura. Por ejemplo, recuerdo leer que la altura del palito de la letra "t", será proporcional a nuestra intolerancia a recibir órdenes.
    Soy bastante escéptico con estas pseudociencias, pero, ¿No os habéis fijado en la pulcritud con la que escribe la gente que suele ser ordenada, respetando márgenes, sin manchones ni borrones?

    Desde luego, cada uno tiene su forma de escribir y sus vicios, pero considero que, pese a ser lo importante de un escrito su contenido, una buena presentación -ya sea para un profesor, jefe, amigo, novia o animal de compañía-, desde luego da una buena imagen de la persona que ha escrito un documento.

    Saludos!

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